domingo, 25 de noviembre de 2007

En la calle por el blog

Hoy me he enterado que a un compañero de profesión lo han despedido de su despacho sólo por escribir un blog. Sí, sí, únicamente por tener un espacio donde escribe lo que le pasa, lo que piensa o simplemente lo que le viene en gana. Y no porque le hayan pillado constantemente escibiendo cuando debía ocuparse de sus tareas diarias, no, sencillamente porque escribió sobre algo que le pasó. En fin, a ver cómo lo explico sin que mi silla la acabe ocupando otro, que tal como están las cosas.... El caso es que el chico en cuestión, después de mucho tiempo esperando la resolución de un caso, cuando ésta llegó resultó decepcionante, bastante pobre, mediocre, mucho menos de lo que se espera de una resolución judicial, vaya. Se ve que ante la decepción decidió escribir sobre ello, eso sí, sin dar nombres de nadie, ni detalles de su caso, pero tuvo la mala suerte de que, como cualquiera puede leernos, pues a su blog que llegó el autor de la cutre sentencia, éste ofendido movió cielo, tierra y seguro que a más de un informático hasta dar con el autor. A partir de aquí, lo típico, llamadas de rigor del autor a los jefes del chico y carta de despido fulminante.
El caso acabará en otro juicio, pero, ¿no os parece algo totalmente fuera de lugar? Yo creo que sí, que es como de pataleta de niño pequeño caprichoso, como no me gusta se lo digo a quien sea y verás, te vas a enterar.... Lamentable...


De todas formas, y por si acaso, no escribiré nunca de trabajo y cruzaré los dedos para que mi silla siga siendo mía, por lo menos hasta que yo quiera...

Intrusos

Estos días no han sido muy buenos, han sido de esos en los que el buen humor prefiere seguir durmiendo mientras yo tenía que poner los pies en el frío suelo de las siete, de esos en los que me toca poner una sonrisa forzada para intentar no cargar a los que me rodean el peso que resulta soportar a todos los demonios del mundo, que han decidido hacerme una visita sin llamar… Quién les habrá dicho que podían venir…. Quizá se avisaron entre ellos…. Estas cosas siempre son así, primero llega el más entrometido y como te pilla despistada aprovecha para invitar a la familia, así, cuando te vas a dar cuenta, ya se han montado la tienda da campaña.

Mis queridos intrusos están muy pesados, quieren que haga algo, y a pesar de que creo que lo quiero hacer, no sé si debo ni si puedo, ni siquiera sé si sevirá de algo. Ya me han avisado que no se irán hasta que no cumpla lo que me piden pero no me lo creo, aunque la verdad es que ya llevan unos días aquí y están empezando a molestar de verdad, así que tengo que plantarles cara. El problema es que aún no sé muy bien cómo hacerlo.... ¿debemos hacer siempre lo que queremos a pesar de las consecuencias, del daño que podamos hacer a los demás, o quizá es mejor poner la otra mejilla y rendirnos a hacer buenas migas con nuestros intrusos?

Mi abuela decía que no hay nada peor que la indiferencia... a lo mejor si no les hago caso se aburren de mí y buscan otra casera... ¿Será esta una buena solución o con el tiempo me los encontraré de nuevo tomando una copa en mi sofá?.... El lunes decidiré...

domingo, 18 de noviembre de 2007

Una versión

Cuando se conocieron ninguna imaginó que la casualidad que las había unido se transformaría en una amistad que duraba ya más de la mitad de sus vidas. Gracias a ella lo compartían todo, sus vidas, sus familias, sus respectivos amigos se hicieron comunes, sus alegrías, sus penas, sus amores y desamores. Y aunque eran absolutamente diferentes, eran grandes amigas, dos amigas de verdad.
Todo fue bien hasta que un día llegó él, el novio que, queriendo o no, las separó. No era trigo limpio, pero el amor cegó a la enamorada y disgustó a la espectadora que impotente veía cómo su amiga dejaba de ser ella misma sin poder hacer nada…

Cuando el amor angustia más que ama la venda acaba cayendo, pero puede que por el camino hayan caído muchas cosas más… Y es que ellas nunca han vuelto a ser las mismas. Quizá porque la enamorada solo vivió para su amor mientras éste era prometedor, quizá porque la espectadora no entendió la situación y decidió girar en el primer cruce que encontró en su camino… Quizá una vio cómo perdía a la otra en un laberinto de sentimientos incomprensibles al que no podía o no quería entrar para sacarla, quizá la otra, tras conseguir escapar de su infierno, vio que su amiga no la esperaba y tuvo que llorar sola el engaño del príncipe que se le destiñó y de la amiga que a sus ojos la abandonó..

Lo único cierto es que, a pesar de que aún hoy son buenas amigas y se quieren muchísimo, ya no son lo que eran, ya nada es lo que era. Será que es verdad que hay amores que matan, que matan y acaban con lo más inesperado, o será que simplemente es la vida, en la que cada uno elige su camino sin saber que nos acabará separando de aquellos a los que un día creímos indispensables e insustituibles...

Evidentemente, esta es sólo una versión de la historia…. Habría que escuchar la otra….

domingo, 11 de noviembre de 2007

Miedo


Una manifestación xenófoba y en contra de la inmigración hoy en Madrid acaba con un muerto de una puñalada en el corazón y varios heridos.....

ETA ha puesto dos bombas (que finalmente se han podido desactivar).....

Una vez más, otra mujer muere a manos de su pareja......

Las agresiones en los colegios, con sus respectivas grabaciones no sólo no paran, sino que cada vez son más numerosas.......
Y yo, que ya no entiendo nada, que no sé qué decir, ni qué pensar, ni hasta dónde vamos a llegar, tengo miedo. Miedo a lo que pasa casi a diario, miedo a que esto cada vez vaya a más, miedo a que no se hace nada, miedo a que no sé qué se podría hacer, miedo a que nos acostumbremos a que este tipo de cosas sigan ocurriendo, miedo a que todos miremos a otro lado...

Hoy, después de mucho tiempo, tengo miedo...

jueves, 8 de noviembre de 2007

Cambio climático.

Me pregunto si a todo el mundo le pasa lo mismo que a mí, o soy yo, que voy despistada y a destiempo de todo. Me explico. Estamos a 8 de noviembre, falta aproximadamente un mes y medio para Navidad, pero eso en realidad no importa, pues como toooodos los años las tiendas ya están llenas de adornos navideños, los que lucen más los que venden, los villancicos han empezado a martirizar nuestros tímpanos casi hasta para comprar un pan, los anuncios de muñecas casi extraterrestres nos interrumpen justo en el momento más intrigante de la única película pasable que ponen a la semana, y que con suerte no has visto 3 veces antes, y, cómo no, el turrón y los polvorones ya están muy bien colocaditos en los estantes de tooodos los supermercados.... ¡¡¡SO-CO-RRO!!!, de verdad alguien se puede tragar un polvorón con el calor que hace!!?? Y menos mal que una no es golosa, que si no la dieta de enero se alargaría hasta el otoño siguiente.
Por otro lado, además de tragarte a los "simpatiquísimos" peces y a su río hasta decir basta, como si de una tortura china se tratara, también nos invade la locura colectiva y compulsiva de los que ya se adelantan a comprar los reyes, por aquello de que así controlan más sus gastos, hay menos gente, blablabla.... y, claro, pues que ya casi no se puede ver un escaparte tranquilamente, dar un paseo sin tener sortear cientos de bolsas, paquetes.... aparcar es una misión aún más imposible que de costumbre, encontrar mesa libre en una cafetería del centro es más difícil que hacer pleno en el euromillón, empezamos con las felicitaciones, los mejores deseos para todos, etc, etc....

Y digo yo, ¿nadie se ha dado cuenta del tiempo que aún falta para que verdaderamente llegue la Navidad? ¿ni de lo que supone oír villancicos durante un mes y medio sin tregua?.... No sé, quizá esto sea y normal y yo la rara, o quizá sea un efecto colateral del cambio climático....
Le voy a preguntar a mi primo que seguro que él sabe.....

sábado, 3 de noviembre de 2007

La importancia del azar.

Fue un día normal, uno como cualquier otro, no había nada diferente, ni nada que hiciera pensar que pasaría algo y que ya nada volvería a ser lo mismo….

Al salir de la facultad fuimos a tomar unas cañas. Entre una y otra, lo de siempre, exámenes, mercadeo de apuntes, cotilleos y risas. Todo como siempre. Pero ese día no fue igual. Entró él. No iba solo, pero vino directo a nuestra mesa, se sentó y, aunque ya llevaba unas copillas, monopolizó la conversación. Yo era la única que no le conocía, ni siquiera me había enterado de que las demás sí sabían quién era, así que como ya era tarde y había que estudiar, sin más, me fui.
En realidad no le di ninguna importancia, en principio no la merecía. En principio…

Todo cambió dos o tres días después. Apareció de nuevo. Esta vez llegó antes y pudimos hablar. Hablamos mucho y nos reímos más. Desde entonces no dejamos de “coincidir por casualidad”. Las cañas se alargaban hasta altas horas casi a diario, hablábamos sin parar, me hacía reír, era muy guapo, pero sobre todo, era interesante, muy interesante….. Era perfecto. Una de esas noches, después de una fiesta, me sorprendió, me asustó…. Te quiero, dijo él.

Yo también lo quería, pero no se lo dije. Lo quería desde la segunda vez que lo vi, pero él no lo sabía, o eso pensaba yo. No era el momento. Llevaba muy poco tiempo sola y feliz, estaba empezando a disfrutar otra vez de mí, de mi vida, me daba miedo comenzar de nuevo….. En realidad esto no eran más que excusas, y es que no deseaba nada con más fuerza que estar con él, verlo cada día, nuestras conversaciones hasta la madrugada, nuestra risa….

De un día para otro, él arregló su vida, yo aparté mis miedos y nos decidimos a disfrutar, a ser felices, a vivir todo aquello que piensas que no existe. Tres años después nos hemos casado y todo sigue igual, o incluso mejor. Con lo que, resulta que aquello que dicen nuestras madres y abuelas de “donde menos te lo esperes y cuando no lo busques…” es cierto.

Lo que nunca he podido dejar de pensar es ¿qué parte de culpa tuvo el destino en que nos conociéramos? ¿Existe el destino? ¿O es el azar el responsable de gran parte de lo que nos pasa? ¿Estaba escrito y nunca hubiésemos podido hacer nada para evitarlo o fue casualidad?....

En cualquier caso, bendita casualidad, destino o azar!