miércoles, 12 de noviembre de 2008

Lección superada (creo....)


Una de las cosas que más me ha costado aprender durante toda mi vida es a decir no. Sí, así de simple.
Decir no a un plan que es un verdadero coñazo pero del que no sabes como salir, esos típicos compromisos en los que sin darte cuenta te han metido hasta las cejas.
Decir no cuando me han pedido un favor, que en realidad es una muestra de la cara dura del que te lo pide.
Decir no al desconocido que me pide cigarros en un bar para no pagar los casi 4 euros que yo sí me he gastado (esto puede parecer una bobería, pero a mí me da mucho coraje), sobre todo cuando se te plantan delante con actitud de ligue.... INSOPORTABLE.... o si es una chica, te lo pide como si fuera tu super-amiga-tía-un millón de gracias-o sea-de verdad.... buaahhhh
Decir no a ese chico "tan bueno, maravilloso y encantador" que tu madre o amigas te intentan colgar como novio aunque sea con calzador (y que para ti es peor que la peor de las torturas), pero claro a él le han ido con el cuento de eres su tipo y no te deja en paz.....
Decir no directamente a los comerciales de las compañías telefónicas que te llaman para cambiar de una a otra, sin tener que aguantar un lío de ofertas, que no existen, durante media hora..... En fin, cosas así, sin mayor trascendencia, como fastidiarte un sábado por un compromiso que no sabes rechazar, o un simple cigarro, pero que cuando te descubres haciéndolas una y otra vez, por sensación de culpa, por pena o por vergüenza, el cabreo te lo acabas pillando contigo misma.
La buena noticia es que todo se aprende y hoy esto ya lo tengo superado (o eso creo, al menos) pero claro, no debo ser la única a la que aprenderlo le ha costado años y situaciones incómodas varias, por lo que ahora me queda lo más difícil, y es conseguir que quien recibe un no por respuesta lo entienda a la primera, y, creedme que esto es mucho peor.

jueves, 6 de noviembre de 2008


Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.