
Fue un día normal, uno como cualquier otro, no había nada diferente, ni nada que hiciera pensar que pasaría algo y que ya nada volvería a ser lo mismo….
Al salir de la facultad fuimos a tomar unas cañas. Entre una y otra, lo de siempre, exámenes, mercadeo de apuntes, cotilleos y risas. Todo como siempre. Pero ese día no fue igual. Entró él. No iba solo, pero vino directo a nuestra mesa, se sentó y, aunque ya llevaba unas copillas, monopolizó la conversación. Yo era la única que no le conocía, ni siquiera me había enterado de que las demás sí sabían quién era, así que como ya era tarde y había que estudiar, sin más, me fui.
En realidad no le di ninguna importancia, en principio no la merecía. En principio…
Todo cambió dos o tres días después. Apareció de nuevo. Esta vez llegó antes y pudimos hablar. Hablamos mucho y nos reímos más. Desde entonces no dejamos de “coincidir por casualidad”. Las cañas se alargaban hasta altas horas casi a diario, hablábamos sin parar, me hacía reír, era muy guapo, pero sobre todo, era interesante, muy interesante….. Era perfecto. Una de esas noches, después de una fiesta, me sorprendió, me asustó…. Te quiero, dijo él.
Yo también lo quería, pero no se lo dije. Lo quería desde la segunda vez que lo vi, pero él no lo sabía, o eso pensaba yo. No era el momento. Llevaba muy poco tiempo sola y feliz, estaba empezando a disfrutar otra vez de mí, de mi vida, me daba miedo comenzar de nuevo….. En realidad esto no eran más que excusas, y es que no deseaba nada con más fuerza que estar con él, verlo cada día, nuestras conversaciones hasta la madrugada, nuestra risa….
De un día para otro, él arregló su vida, yo aparté mis miedos y nos decidimos a disfrutar, a ser felices, a vivir todo aquello que piensas que no existe. Tres años después nos hemos casado y todo sigue igual, o incluso mejor. Con lo que, resulta que aquello que dicen nuestras madres y abuelas de “donde menos te lo esperes y cuando no lo busques…” es cierto.
Lo que nunca he podido dejar de pensar es ¿qué parte de culpa tuvo el destino en que nos conociéramos? ¿Existe el destino? ¿O es el azar el responsable de gran parte de lo que nos pasa? ¿Estaba escrito y nunca hubiésemos podido hacer nada para evitarlo o fue casualidad?....
En cualquier caso, bendita casualidad, destino o azar!