Hoy me he enterado que a un compañero de profesión lo han despedido de su despacho sólo por escribir un blog. Sí, sí, únicamente por tener un espacio donde escribe lo que le pasa, lo que piensa o simplemente lo que le viene en gana. Y no porque le hayan pillado constantemente escibiendo cuando debía ocuparse de sus tareas diarias, no, sencillamente porque escribió sobre algo que le pasó. En fin, a ver cómo lo explico sin que mi silla la acabe ocupando otro, que tal como están las cosas.... El caso es que el chico en cuestión, después de mucho tiempo esperando la resolución de un caso, cuando ésta llegó resultó decepcionante, bastante pobre, mediocre, mucho menos de lo que se espera de una resolución judicial, vaya. Se ve que ante la decepción decidió escribir sobre ello, eso sí, sin dar nombres de nadie, ni detalles de su caso, pero tuvo la mala suerte de que, como cualquiera puede leernos, pues a su blog que llegó el autor de la cutre sentencia, éste ofendido movió cielo, tierra y seguro que a más de un informático hasta dar con el autor. A partir de aquí, lo típico, llamadas de rigor del autor a los jefes del chico y carta de despido fulminante.
El caso acabará en otro juicio, pero, ¿no os parece algo totalmente fuera de lugar? Yo creo que sí, que es como de pataleta de niño pequeño caprichoso, como no me gusta se lo digo a quien sea y verás, te vas a enterar.... Lamentable...
De todas formas, y por si acaso, no escribiré nunca de trabajo y cruzaré los dedos para que mi silla siga siendo mía, por lo menos hasta que yo quiera...